11 de mayo de 2009

Dibujando fuera de los márgenes - Conclusión

Haber recorrido junto a Raúl Zibechi el universo que están trazando en este momento los movimientos sociales en el marco de América Latina, me permite subrayar algunos aspectos conclusivos.

Dialogamos con Raúl hasta último momento, unas pocas horas antes de mandar el libro a la editorial, decíamos: los escenarios latinoamericanos están en permanente cambio. Difícil de dar fin a esta película. Aquí lo interesante en materia de movimientos sociales, y de la sociedad que se está moviendo, es que se trata de un fenómeno vivo, dinámico, cambiante, con marchas y contra marchas.

Desde los discursos académicos, los vínculos con el Estado, antiguos y nuevos movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y sociedad civil en general, parecen recorrer el camino del desencuentro. Sin duda cada una de estas realidades lee a las otras desde importantes cuestionamientos. Al mismo tiempo, en este trabajo, se cuestiona al Estado moderno, pero no se deja de reconocer que la modernidad fraguó esa posibilidad que es la democracia. Rescatamos en esta línea que Zibechi, aun si crítico con el Estado moderno, y no menos con los antiguos movimientos como los sindicatos, no deja de reconocer el papel central del tiempo en la evolución indispensable de nuestras sociedades. Ese sin prisa y sin pausa, alumbra una clave de transformación de la sociedad, que es reconocer que el universo de las relaciones vinculares, las relaciones sociales, lleva sus propios espacios, tiempos y actúa como camino y como fin en simultaneidad.

Más de un político amigo, en distintas ocasiones, me subrayó ciertos recortes de los movimientos sociales en relación a la dimensión política. Y estoy agradecida porque me permitió aguzar la investigación al respecto. Pude llegar a valorar algo que, me parece, es darle una vuelta más a la concepción misma que la modernidad nos dejó de lo político. Desde el universo de los principios siempre nos remontamos a considerarlo “como el arte de armonizar la convivencia humana”. Y bien, hay algo que los movimientos ofrecen a la sociedad, parecería ser el “escenario de la cotidianidad” desde donde comprender la política impactando en la totalidad de la vida. Esta dimensión, ya no fragmentada como una actividad más, sino como la vida de toda la persona y la comunidad, donde cada acción, por su ser social, en relación con otros, es decididamente incidencia política. Este aporte no lo “leemos” en conflicto con la política clásica, entendemos que la enriquece, aportando formación a la ciudadanía que hoy desde distintas instancias e instituciones tanto se promueve y se espera.

Hay en el trabajo de Zibechi sobre esta temática, otros tres elementos a subrayar: el primero, la concepción de integración de la vida en todas sus múltiples y variadas expresiones. Trabajo, reconocimiento de los otros, educación, comunicación, salud… todo parte de un universo armónicamente integrado.

El segundo elemento es que esta vida en movimiento no nace desde el discurso político-cultural, sino desde la vida misma generadora de discurso, nace “puertas adentro” y sale de las familias, de la comunidad, a las calles, sin duda en un movimiento de interacción con distintas instancias. Esa puede ser una de las garantías de que la transformación social, política y cultural viene, lenta y con novedad.

El tercer elemento, es el aporte que a los movimientos sociales están dando las múltiples y numerosas comunidades originarias de nuestro continente. Muchas riquezas transmitidas se han capitalizado en estas páginas. Hay una que me parece significativa para el subrayado que estamos realizando a modo de conclusión, se trata de darnos cuenta que no son sólo acciones recortadas, pensamientos formulados, investigaciones realizadas. Ofrecen al universo de las ciencias sociales una manera de ver y de interpretar el mundo: una cosmovisión.

Por último, traigo aquí el pensar arcoiris que nos proponen las comunidades originarias que tiene como estilo de convivencia un color al lado del otro, siendo lo que debe ser, para que cuando llegue el momento del movimiento sea blanco y sean siete colores a la vez. Esperamos que quien transite estas páginas, al finalizar pueda leer a los movimientos sociales en esa línea: una realidad al lado de otras, tan iguales y tan distintas, sin las cuales nuestra comunidad-social no haría blanco.



NUIN, S., Dibujando fuera de los márgnes, movimientos sociales en América Latina. Entrevista a Raúl Zibechi. La Crujía Ediciones, Colección Huanacauri. Buenos Aires, 2008. pp.185-186

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