26 de junio de 2009

AVISO IMPORTANTE

Estimados alumnos,

soy Florencia, asistente de la Dra. Susana Nuin. Les comunico que Susana se encuentra haciendo reposo por una fuerte gripe y mañana no podrá dar clase.
Solicita que le envíen a procomuba@gmail.com los trabajos a realizar para el sábado pasado, como así también que lean del Blog "Los itinerarios del otro" (publicado el 12 de mayo) con particular atención; y la entrevista a V. Fisas.
La clase perdida será recuperada, Susana acordará la fecha con ustedes.
Les pediría difundir entre ustedes que mañana no cursarán para que todos estén al tanto.


Saludos cordiales

Cultura de paz, resolución de conflictos y derechos humanos - Entrevista a Vincenç Fisas

Publicado en Revista Futuros No 7. 2004 Vol. II
http://www.revistafuturos.info


Vinceç Fisas ganó el Premio Nacional de Derechos Humanos en 1988 en España, es titular de la cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Barcelona y lleva muchos años estudiando y trabajando en la temática de paz y resolución de conflictos. Por paradógico que parezca, lo cierto es que es poco usual que existan personas e instituciones que conecten e integren el quehacer de ambos campos. Incluso se trata de dos comunidades de activistas de la sociedad civil, -prevención de conflictos y derechos humanos-, entre las cuales no escasean los desencuentros. Por ello Futuros le preguntó:

¿Cuál es su perspectiva y experiencia sobre la conveniencia y factibilidad de trascender e integrar las temáticas de paz y resolución de conflictos con la de derechos humanos?

Efectivamente hay una cierta tensión entre las personas que están centradas en el ámbito académico con los profesionales que tienen una visión más cercana de los conflictos porque tienen un enfoque práctico en el terreno. También hay una cierta tensión entre la comunidad que se dedica a los derechos humanos y las personas que se dedican a la actuación, la gestión, o la transformación de los conflictos sobre el terreno; pero es una tensión que existe de la misma manera entre medios de comunicación, periodistas, y personal humanitario, es decir, ambos se necesitan y hay que buscar la manera de que la teoría y la práctica vayan de la mano y entonces sigan superando estos desajustes que hay en la actualidad. Lo cierto es que en el ámbito de construcción de paz y en análisis de conflictos hay una gran complejidad por lo que se necesita de la aportación, la visión, la intuición, y los conocimientos de todos los sectores.

¿Cómo piensa que pudieran estas organizaciones de derechos humanos mezclarse, de alguna manera, en prevención de conflictos y cultura de paz?

En realidad, en estos momentos, ya estamos viendo algo que pudiera ser como un cambio de paradigma en la manera de hacer y de entender de todas estas diferentes comunidades. Es evidente que, por ejemplo, no tiene ningún sentido, ni es eficaz, ni nos lleva a ninguna parte actuar de una manera muy reactiva, puramente asistencial, sin tener una mirada a lo que son las raíces de los conflictos violentos, y cuáles han sido sus detonantes, pero sobretodo a las raíces más lejanas, porque una vez que se aborda este conflicto, estas raíces van a volver a tener expresiones en diferentes etapas y esto lo tienen que hacer personas o instituciones especializadas. Pero al mismo tiempo las instituciones que están trabajando en el campo asistencial o de ayuda humanitaria tienen que hacer su trabajo de tal manera que esta asistencia sirva también para el proceso de reconciliación, de participación de las comunidades en la gestión de lo que va a ser su vida. Es decir no se puede ver este proceso parcelado. Hay que buscar una integración en el trabajo y de esta manera todas las comunidades estarán apoyando al resto que estarán trabajando sobre el terreno.

Sobre algo que mencionó primero. Usted es un académico y también tiene una práctica activa, ¿cómo mezcla estas dos actividades? ¿cómo se relacionan entre ellas?

Yo me considero más un activista que un académico. Para poner un ejemplo, he dedicado años a estudiar el desarme, he estado haciendo investigaciones sobre el comercio de armas, pero esos estudios los llevé al terreno práctico. Tuve la experiencia de haber estado 7 años coordinando campañas de Amnistía, Greenpeace, INTERMON, Médicos Sin Fronteras. Este trabajo práctico estaba enfocado a cambiar leyes, actitudes de los centros de dirección política, a sensibilizar a la opinión pública, a hacer posible que hayan programas de recolección y destrucción de armas ligeras. Este trabajo en el terreno práctico hace que los conocimientos sobre desarme sirvan para algo, no solamente para escribir libros. De la misma manera, las experiencias que uno puede tener al intervenir en contextos conflictivos, transforman los principios teóricos o las intuiciones que uno tiene y luego las puedes escribir a partir de la propia experiencia al haber practicado determinadas facilitaciones.

¿Podría decirnos en que actividades concretas y en cuál etapa de desarrollo de un conflicto cree que sea mas efectiva la participación de la sociedad civil?

Siempre. La sociedad civil siempre tiene un papel importante en cualquier etapa, lo que no quita que hay determinadas cosas que no podrá hacer la sociedad civil, pero puede presionar, ejercer una fuerza para que los actores claves en el conflicto se sienten a negociar, entablen un diálogo, no pacten un salida falsa, se vaya a la raíz de los problemas. La participación cívica es absolutamente necesaria en el conjunto de un proceso de paz, cuando un acuerdo de paz es solamente entre cúpulas o las élites de poder y no hay una bajada a la base para que sea suscrito, rubricado por el conjunto de la sociedad, entonces este acto simbólico de firmar un acuerdo no sirve para mucho.

Habló del papel de la sociedad civil en presionar, pero ¿qué piensa sobre la etapa de negociaciones? ¿cómo ve la actuación de la sociedad civil en la etapa de negociación?

Es evidente que la sociedad civil, por su amplitud, no va a hacer el actor protagonista, porque no es posible hacer una negociación con miles de personas, o centenares de miles o millones. La negociación es una etapa donde los centros de dirección política, los gobiernos y los grupos armados con sus líderes a la cabeza tendrán que tomar decisiones y entablar un diálogo y llegar a acuerdos. El papel de la sociedad civil es estar atenta a ese diálogo, hacer lo posible para que no se rompa, para que sean justos, y luego que sea cumplido lo acordado, entonces evidentemente tienen un papel muy importante, pero no protagónico, en una fase determinada de las negociaciones.

Usted ha afirmado lo siguiente “...desde la educación para la paz, se ha dicho siempre y con razón, que hemos de educar para la disidencia, la indignación, la desobediencia responsable y la elección con conocimientos y la crítica, es decir, para salirnos de las propuestas de alienación cultural y política” ¿De qué modo podrían las actuales sociedades orientadas hacia la normatividad, el orden, la disciplina ciudadana, incorporar una educación orientada hacia el pensamiento crítico, la autonomía ética y la disidencia desde ellas?

A mí me parece fundamental porque en este mundo se dice tantas veces que hay un pensamiento único, una sola manera de entender las cosas que al final se provoca mucha pasividad. Por eso para romper eso, desde la educación formal o no formal, hay que dar espacios de libertad, pero insisto en añadirle la palabra de responsabilidad, Tiene que ser una crítica y una disidencia responsable para que la gente tome elecciones diferenciadas a lo que es lo normal o lo habitual y se rebele contra lo que considere injusto. Esto es fundamental hacerlo desde la primera infancia y que continue hasta la universidad. Aplicar el principio de solidaridad que incorpora conocimiento y que incorpora también la responsabilidad de escuchar a los demás y de entender sus demandas y actuar de manera más fraternal y con mayor justicia. Para poder avanzar en el mundo y cambiar el planeta uno de los requisitos básicos es educar en una disidencia responsable.

¿Quisiera que me explicaras más el concepto de “disidencia responsable?

En el sentido de que la disidencia no vale cuando es puro egoísmo o porque nos da pereza una cosa, o porque no estamos habituados a hacer una cosa diferente. La disidencia tiene que ir de la mano de la responsabilidad, insisto mucho en eso, es decir, evaluar y calcular las consecuencias de lo que estamos haciendo, aceptar la responsabilidad de nuestros actos, y como dijera Kant “es como un imperativo categórico”; en definitiva es pensar un poco en el efecto que tienen nuestros actos sobre los demás. Esa primera reflexión es lo que permite que un acto de disidencia sea hecho, no solamente con valentía, sino con responsabilidad.

Hace unos años conversaba con una maestra argentina, cuando la dictadura, y me decía que ella hizo un experimento con niños acerca de cuál era el valor ético que más admiraban y todos dijeron “la disciplina”. Este valor puede ser algo conflictivo con el término “disidencia responsable”, por eso cuando usted menciona que es importante la educación en valores quisiera saber, ¿que tipo de valores considera importante promover?

El valor primero es la vida, el respeto a la vida, lo que eso significa va por encima de todo lo demás, porque a partir de ahí podemos hablar de derecho. El derecho a la vida sería el primero, pero el derecho al sentimiento personal, a vivir en dignidad, a tener satisfechas las necesidades básicas, a compartir el derecho a amar. Es decir, hay toda una serie de valores muy elementales que por desgracia muchas personas no los pueden llevar a cabo porque están en un contexto de conflicto o carecen de la atención necesaria en sus ámbitos familiares. Difundir estos valores, explicar cuando no existen o cuando no están desarrollados suficientemente y cómo se pueden reivindicar o cultivar, me parece una tarea importantísima

Hábleme de vuestros intercambios de experiencias entre Cataluña y Colombia en la educación de valores ¿en cuáles valores intentan educar?

Estamos al inicio de ese tipo de experiencias, impulsando hermanamientos escolares, hermanamientos de municipios y regiones, de manera que todos los esfuerzos que se están haciendo desde Colombia, que es un país de una gran riqueza en iniciativas de paz, tengan una repercusión en el exterior y particularmente en Europa. Por eso alentamos y propiciamos que personas que trabajan con movimientos sociales, indígenas, afroamericanos o mujeres procuren pasar por Cataluña o por otros lugares de España, a contar sus experiencias y que puedan contrastarlo con movimientos similares aquí, en el espacio europeo. Esto es muy enriquecedor para unos y para otros, y creo que es una línea que hay que impulsar de una manera muy decidida.

Y en Colombia, en particular, ¿qué están haciendo?

En Colombia se está alentando una cooperación descentralizada, es decir, ver el potencial que tienen los propios municipios para colaborar directamente entre sí y esto supone, primero una comunicación y luego una colaboración en proyectos, programas, experiencias. No se trata sólo de que desde Europa se dé apoyo económico sino que sepamos, con mayor exactitud, los aportes que nos puede dar la propia sociedad colombiana en estos esfuerzos titánicos de buscar y construir la paz.

Usted ha dicho lo siguiente: “Para Gorostiaga, la alternativa al mal desarrollo generado por la globalización elitista estaría en lo que denomina "geocultura del desarrollo" emergente, una civilización que viene desde abajo y que prioriza la calidad de la vida, la sostenibilidad, la simplicidad, la equidad y la felicidad compartida (Gorostiaga, 1997: 167-186). Se trataría de una revolución cultural y ética, en donde el desarrollo se convierte en una relación equitativa, participativa, sostenible y armónica entre los seres humanos y con la naturaleza”.¿Por qué se identifica con la definición de “geocultura del desarrollo” de Gorostiaga?

Justamente porque creo completamente en que una civilización no se construye a partir de acumulación de riquezas y de bienes innecesarios y de espaldas a la naturaleza. Debemos buscar cómo satisfacer las necesidades básicas, garantizarlas para todo el mundo, pero hacer un desarrollo que sea sostenible con la naturaleza, que podamos traspasar a nuestros hijos y a nuestros nietos un mundo en mejores condiciones, como lo heredamos nosotros, que sepamos vivir un poco más con la simplicidad, es decir no aspirando a acumular lo que no es necesario. La felicidad “compartida” es muy importante. No vivimos de manera aislada sino en una comunidad que es muy diversa y la búsqueda a la felicidad propia pasa también por conocer las necesidades y las aspiraciones de los demás. Hay que hacer todo lo necesario para que la felicidad sea un bien universal y no solamente de unos pocos.

La Revista Futuros promueve la producción de una nueva escuela de pensamiento latinoamericano en torno al concepto de desarrollo humano sustentable ¿cuáles sugerencias formularía a nuestros lectores sobre la mejor manera de integrar la construcción de culturas de paz y la creación de capacidades institucionales, nacionales o multilaterales de prevención y transformación de conflictos en el impulso al desarrollo?

Aquí habría mucho que decir, pero quizás las líneas claves serían que no es posible el desarrollo si no hay paz y no hay paz si no hay justicia social. Digamos que va todo de la mano. Entendemos la paz, no como un estado idílico, sino más bien como un proceso de transformación constante de las sociedades y de las personas en la que vamos perdiendo el miedo a tratar los conflictos cotidianos. Los conflictos son necesarios para nuestro crecimiento, lo que hay que buscar las maneras, tanto a nivel personal como institucional, de evitar la presencia de la violencia en el abordaje de los conflictos. Esto es fundamental. Cuando estamos ante contextos de conflictos armados, evidentemente lo primero es que todo el esfuerzo debe estar centrado en cambiar esta situación, y de ahí pues que los modelos en que se construyan procesos de paz son muy importantes, pero hay muchos modelos y cada país tiene que buscar el propio.
Finalmente debemos acabar de entender e interiorizar que el desarrollo no es el puro crecimiento económico, sino que tiene que buscar un tipo de relaciones armoniosas entre las personas, y entre las personas con la naturaleza, que permita una sostenibilidad.

¿Qué papel cree usted que puede jugar la cooperación internacional al desarrollo, en particular la Unión Europea, en la promoción de culturas de paz y la construcción de capacidades institucionales para la prevención y transformación de conflictos en América Latina y el Caribe,?

De cara a América Latina y las asociaciones con Europa, no creo que sea tanto una cuestión de dinero o de ayuda económica, o de ayuda oficial al desarrollo, sino de ayudar a promover lo que se llama la buena gobernabilidad.
Erradicar la corrupción, que es una lacra en América Latina demasiado grande, y que las poblaciones tengan garantizados estos mínimos de necesidades básicas que antes se hacia mención. Prevenir los conflictos a partir de instrumentar políticas más justas y más centradas en la erradicación de la pobreza, incrementar los procesos más participativos; todo ello irá disminuyendo los riesgos de tensiones que, por desgracia, en Amética Latina son constantes y que afectan a muchos países.

¿Qué papel cree que pudiera jugar el sector privado en este sentido?

El sector privado puede ser un actor de paz de primera línea aunque muchas veces, por desgracia, es un actor de enfrentamiento. Es un hecho de que en muchos países el sistema impositivo es muy bajo y que ello no permite que el estado tenga presencia suficiente en muchos sectores por lo que es necesario un compromiso del sector privado y los empresarios. Primero deben apoyar procesos de paz en los países que estén en este contexto para luego hacer posible políticas de desarrollo de parte del gobierno a través de la gestación de un sistema impositivo más elevado y que permita obtener los recursos necesarios para este desarrollo.

¿Hay algo más que desearía comunicar a nuestros lectores?

No, felicitarles por la iniciativa y por la línea de su revista. La construcción de paz es un acto que nos obliga a todos, estemos donde estemos, en el norte o el sur, en la riqueza o la miseria y es un trabajo compartido, necesario y urgente.

11 de junio de 2009

Clase teórica 6 de junio de 2009

Queridos alumnos,
aquí están los apuntes que tomó Mariela la clase pasada, por si son de utilidad para alguno.

MEOLLO DEL PROCESO DE COMUNICACIÓN

PUNTO 1: Inclusión de todos.
Condiciones: Reconozco a todos, no excluyo.
Diversidad de identidad de las personas, comunidades, culturas, pueblos y religiones.
4 claves para esta primera condición que son “todos”:
Reconocer (palabra que surge del multiculturalismo, significa darle valor al conocimiento) y valorar la identidad de todos.
Reconocerse libre de cualquier discriminación. (En cualquier proceso vamos a ir librándonos de la discriminación)
Reconocerse partícipe de la comunidad humana, constituirse como hermanos. Las relaciones se expanden bajo nuestros pies.
Reconocerse constructores del bien común. Elijo, sostengo, acompaño un valor que es para todos.

Proceso:Conocer y reconocer la identidad. Centrados como partícipes y elementos fundamentales de la familia humana.

PUNTO 2: Tomar la iniciativa de ir hacia el “otro”. El otro que me representa, reconoce, diferencia, etc. El diálogo como proceso elegido de comunicación.

Condiciones:

No instalarse (un proceso es inquietante, nos transita por adentro nuestro, hay que moverse en el proceso)
No defenderse (porque sino, uno se cierra al proceso de comunicación)

Proceso:Construcción del diálogo en el compromiso de tomar la iniciativa. Quiere decir que quien decide ejercitar el proceso en diálogo y transitar las convergencias diversas.

3 elementos:
* El símbolo vital
* El símbolo gestual
* El símbolo conceptual (poder plasmar un discurso)

El que toma la iniciativa es igual al que realiza el acto motor, pone en movimiento algo nuevo, distinto, posible. El proceso de comunicación es una construcción que integra pensamiento y acción.

PUNTO 3: Reconocer al otro y tratarlo como se trata a sí mismo.

Condiciones:
Reconocer lo diverso de la identidad del otro para considerarlo en su propia distinción como a sí misma. Esto es valorarlo, reconocerlo. Quiere decir que la valoración, aprecio y reconocimiento deben ser igual a la mía.
Hay dos condiciones básicas en una cultura:
- Dignidad de la persona
- Respeto del bien común

Para entender esto es importante la diversidad de convergencias en el grupo.

Proceso:Los otros deben ser reconocidos y valorados con la medida propia.

El núcleo que define el estilo está en el “como”. La fuerza de la metáfora simbólica: “No hagan a los otros lo que no quieran que le hagan a ustedes”

Supone considerarse en relación a los otros.

Funciona como símbolo paradigmático (algo que hace convergencias entre cosas hasta a veces contrapuestas)

PUNTO 4: Situarse en la realidad del otro (ponerse en la piel o zapatos del otro, idea del multiculturalismo. El interculturalismo va más allá, es “entre” relacionados, “inter”)

Condiciones:
- Reconocer con conciencia la realidad de los otros en sus diversidades, antagonismos y conflictos. Principalmente para ser orientador en procesos de comunicación hay que superar nuestros propios parámetros para poder ver los de los demás. Todos tenemos parámetros (paradigmas, cosmovisiones) y son necesarios. Ej: La dignidad de las personas y el bien común son parámetros o lentes por el cual miran todas las culturas. Pero siempre deben ser analizados desde adentro de esa cultura.
- Reconocer que la presencia del otro pone en discusión mi presencia.
- Reconocer la necesidad de vaciamiento. Para poder acoger las necesidades y visiones del otro, acallando mis propias necesidades y visiones.
- Reconocer, admitir, asumir y colaborar en la resolución de conflictos. Darme cuenta que hay un conflicto, admitirlo, asumir que existe, reconocer, porque estoy dispuesto a ponerle energía al conflicto y a colaborar en resolverlo.

Proceso:Situarse en la realidad de los otros y hacer propio el significado que allí se percibe.
Cuando reconozco la situación del otro tengo que comprender el lugar del otro. Esta lectura es distinta a la mía, pero debo tratar de hacerla mía para entenderla y así elaborar un significado diferente al mío.
Hay dos grandes principios para esto:

CONSTRUIR CON EL OTRO

CONSTRUIR DESDE EL OTRO

Esto significa involucrar e involucrarse.

10 de junio de 2009

Cuando el conflicto es construcción-posibilidad


El conflicto como constante en la vida de la persona y de la sociedad

Bajo la gran variedad de nombres y de situaciones problemáticas, existe un elemento que denomina y agrupa de manera amplia y sistemática: el conflicto. Demuestra la historia, que el conflicto como tal es una constante en la vida del hombre y de la sociedad. Aquello que encontramos hoy de manera manifiesta es la elaboración del concepto conflicto, con su tipología y con la diversidad de características que lo constituyen. La pregunta que emerge, en este análisis, es: ¿cuál es el significado que tiene el conflicto para las Ciencias Sociales? En realidad para las Ciencias Sociales es una clave de interpretación que puede ser utilizada para leer la realidad social, ya que el conflicto es parte del proceso de interacción social. Simmel había notado que según cada forma de interacción entre las personas, en una sociation, el conflicto deberá ser considerado como tal, se trata de un fenómeno difundido universalmente.

¿Cuáles son los motivos que provocan un conflicto? Se constata que en general un conflicto nace cuando se pone en movimiento una interacción sugestiva, contrapuesta, marcada por la agresividad, alcanzando algunas veces límites de violencia. Las diferencias de convicciones, ideas, valores, intereses, objetivos determinados, culturas varias, sensibilidades múltiples, se vuelven, en vez de un enriquecimiento como sucede contrariamente en otras oportunidades, ocasiones para someter o suprimir al otro. Estos motivos, partiendo de la dimensión interpersonal, se abren en espiral, pasando por grupos, instituciones, para alcanzar el nivel macrosocial. El conflicto connota en general una cosa negativa. En cambio, afrontar los conflictos permite transformar la realidad de manera positiva.

Mirando el conflicto desde las Ciencias Sociales.

La tradición teórica del conflicto social, iniciada por Maquiavelo, Hobbes y luego desarrollada por Marx, Weber, Dahrendorf, Coser, Gurtevich, Simmel, Luhman, Touraine y otros estudiosos, demuestra que la preocupación e interés por el conflicto organizado y sostenido se remonta a tiempos lejanos. Muchos son los especialistas que abordan el tema del conflicto en las Ciencias Sociales. A continuación se presentan brevemente las concepciones de algunos estudiosos del conflicto, como Simmel, Coser y Comte, Weber y Marx. Para Simmel el conflicto tiene como objetivo la solución de dualismos divergentes y son un modo de alcanzar una cierta unidad. Mientras Coser afirma, que la acción del conflicto en general incluye el esfuerzo deliberado y consciente de oponerse, resistir y coartar la voluntad de otro u otros para neutralizar, perjudicar o eliminar al rival. Comte, considera el conflicto también como la competencia, un proceso disociativo, caracterizado por la competencia que deviene conflicto sólo cuando ésta se trasforma en un proceso antagónico consciente y personalizado. Weber considera que una relación social será considerada como conflicto en tanto que la acción que ella implica esté intencionalmente dirigida a hacer valer la autoridad del actor contra la resistencia del otro o de las otras partes. El conflicto es el punto cardinal no sólo de la relación entre clases, sino también al interior de cada clase y en las organizaciones. El centro del conflicto para Weber es la disparidad en la distribución de los recursos, materiales y culturales, y es la disparidad entre poder y recursos que genera mayor conflicto. Weber, veía la importancia de la convivencia con los conflictos, cómo resolverlos para superarlos. La concepción del conflicto en el pensamiento de Marx es fruto de un recorrido de tematizaciones que encuentra constante referencia en las reflexiones de Hegel. El conflicto perenne no es otro que el conflicto entre clases sociales, uno de los méritos de Marx es aquel de haber captado en el conflicto entre clases el aspecto dinámico de la sociedad, las clases que se forman en la división de propiedad son los agentes en conflicto en la lucha por el poder político. En el conflicto Marx encuentra un elemento que, en su dramatismo, juega un rol positivo en el desarrollo social de innovaciones. Se observa, en la concepción de Marx, que no trata al conflicto como un aspecto social propio de la interacción humana.

Tres grandes líneas o concepciones emergen de la sociología con respecto al conflicto. Una ve el conflicto como fenómeno patológico, que señala los síntomas para un diagnóstico de enfermedad social, subrayando la negatividad conflictiva de ciertas interacciones sociales. Una segunda línea considera el conflicto como un elemento determinante del cambio social, que reordena, distribuyendo con equilibrio, la participación de las diversas partes en cuestión. Concibe el conflicto como un elemento fundamental para cada estímulo de transformación. La tercera línea, en cambio, conforma la corriente del pensamiento de la denominada cultura del conflicto, donde el conflicto se institucionaliza. Allí, la temática en general se vincula a lineamientos macrosociales, como el tema de la cultura, de las etnias, de los vínculos internacionales.

El conflicto: de objeto “conflictivo” a objeto de estudio

En nuestros días el conflicto es valorado en las Ciencias Sociales, ya no como un elemento que se añade a los estudios de las interacciones sociales, hoy se reconoce al conflicto el ser constitutivo de las interacciones, gozando de un tratamiento específico en este contexto. Dentro de cada situación de conflicto se abre una brecha de múltiples posibilidades de resolución, eficaces, en búsqueda permanente de un punto que la desanude. El pensamiento de Hartmann[1] muestra, en definitiva, el consenso sobre el conflicto institucionalizado que afronta la actual sociedad occidental, que ha desarrollado incluso una “cultura del conflicto” capaz de lograr encuentros y consensos. En términos valorativos, la cultura del conflicto implica la consideración válida del conflicto mismo, no por cuanto éste posee de antagónico y hostil, sino por la confianza en los medios de resolución- todo es negociación, todo es posible de resolver- dando lugar a enriquecimientos y resultados liberadores. La interiorización del conflicto, como elemento clave y positivo implica un paso adelante en la concepción que la sociedad occidental tiene de su desarrollo y que, sin dudas, supera, trasciende y corrige la imputación negativa que pueden atribuir al conflicto las teorías funcionalistas.

Características del conflicto en la postmodernidad

Se encuentra una convergencia entre diversos autores que consideran cinco características principales del conflicto[2]: A) las partes en un conflicto, personas, grupos, instituciones, naciones, son claramente identificadas: el conflicto es altamente consciente y personal. El adversario es notado, es respirado, despreciado y temido. B) los fines se excluyen recíprocamente, cada elemento del conflicto es voluntariamente y conscientemente mantenido y acentuado. En una situación de conflicto existe un encuentro fundamental de intereses, deseos, voluntades, valores, objetivos e interpretaciones de los eventos y soluciones, vistos por las partes en conflicto como diametralmente opuestas, incompatibles, incongruentes e inconciliables. Cada parte considera las intenciones de la opuesta como un impedimento directo o una amenaza a la propia seguridad y bienestar, como consecuencia cada una de las partes se esfuerza por hacer prevalecer sus propios intereses y valores. C) ambas partes buscan eliminar a la otra de la arena social. Los encuentros de intereses pueden ser resueltos sólo neutralizando al adversario, en algunos casos sin recurrir a medios violentos, pero solamente con la fuerza e incluso con la violencia, derrotando al adversario y arribando a su aniquilamiento. D) el conflicto es en general de duración breve, por los recursos que exige poner en movimiento no puede mantenerse por tiempo muy prolongado. E) es un fenómeno universal, en gran parte a causa de los encuentros inevitables de fines e intenciones, sea al interior de los grupos o complejos sociales como también en las relaciones y en cada individuo.

Una tipología del conflicto en la postmodernidad

Una tipología a grandes rasgos presenta seis tipos de conflicto:A) el conflicto latente que ocurre en la clandestinidad o de manera tácita. B) el conflicto abierto cuando se manifiesta explosiva y estrepitosamente. C) el conflicto directo cuando personas, instituciones o estructuras diversas obstaculizan, luchan o se destruyen recíprocamente para alcanzar algún objetivo. D) el conflicto indirecto cuando no se manifiesta la lucha pero cada parte busca alcanzar los propios objetivos, obstaculizando a los otros la posibilidad de alcanzarlos. E) el conflicto no violento disociado del uso de la fuerza o violencia, como se da en los conflictos de ideas, valores, normas. F) el conflicto violento cuando implica el uso de la fuerza y violencia para eliminar o destruir al adversario.

Llegando al corazón del conflicto

El conflicto re-encuentra su propio origen en la mayoría de los casos en un proceso comunicativo deficitario, alterado o fallido. La comunicación atraviesa en su totalidad al conflicto, y puede revelarse como factor determinante en la construcción de nuevas y posibles soluciones de conflictos o puede ser aquel factor determinante por el cual el conflicto no encuentra el horizonte de la resolución. Diversos autores consideran que el conflicto puede ser la punta del iceberg que usualmente tiene adentro una larga historia de carencia de comunicación o mala comunicación[3]. El motivo central por el que el conflicto y la comunicación se encuentran particularmente vinculados está dado por los fundamentos que los constituyen. El conflicto ocurre en la interacción social, la comunicación nace y se desarrolla en las relaciones y procesos sociales que configuran a su vez las interacciones sociales. Relaciones y procesos sociales, dos palabras claves que muestran el origen del cruce en el que se manifiestan y actúan los conflictos y la comunicación.
La perspectiva desde la que presentamos el tema del conflicto centrado en la comunicación nos permite visualizar su actuación vinculante entre comunicación y conflictividad, y focalizarla en lo que cada una contribuye a la definición de la otra. En este trabajo se pone atención sobre el fenómeno denominado conflicto comunicativo, donde conflictividad y comunicación se entrecruzan concentrando la dimensión conflictiva en el proceso comunicativo.

Partiendo de la etimología de la comunicación

Consideramos oportuno hacer referencia a la etimología de la comunicación, teniendo como una de las partes centrales de nuestro trabajo el conflicto comunicativo. El motivo: poder apreciar tanto su esencia etimológica, sus objetivos desde la etimología, y considerar qué puede comportar la realidad conflictiva cuando la meta comunicativa no es alcanzada. La etimología misma de la comunicación nos lleva a su raíz latina: communis, donde comunicación quiere decir tener algo en común para compartir. Cum (con, juntos) y munia (deberes, vínculos), pero también moenia (el muro) y munus (el don). Por lo que communis significa: estar vinculado, ligados juntos, conectados por tener deberes comunes, por compartir una suerte común o por haber intercambiado un don. Al mismo tiempo, el término griego koinoonia, que significa comunicación y comunidad, explica a nivel etimológico la estrecha relación siempre establecida entre comunicarse y estar en comunidad. La palabra comunicación desde un punto de vista etimológico deriva de los vocablos latinos communicare y communicatio, por lo que se trata de la acción mediante la cual aquello que era propio y exclusivo de uno viene a ser participado a los otros.

Focalizando el conflicto comunicativo

El conflicto comunicativo es un fenómeno de la creación humana que forma parte natural de las relaciones. Es un proceso interactivo que se da en un contexto determinado. Es una construcción social, cultural y humana. Un conflicto comunicativo es un proceso de interacción, que nace, crece y se desarrolla. En el conflicto comunicativo como interacción se tejen el sentir, el pensar y el actuar. Puede al mismo tiempo transformarse, desaparecer y/o disolverse, y otras veces puede quedar estacionado en el tiempo. El conflicto comunicativo es un proceso complejo. Siempre el conflicto ocurre entre dos o más partes, sectores o frentes, que van desde personas, a grupos, instituciones, estructuras sociales, culturas, etnias, hasta pueblos. En el conflicto comunicativo predominan las interacciones antagónicas, quien participa lo hace con todo su equipaje en sus acciones, pensamientos, afectos y discursos. El proceso conflictivo es co-construido por las partes y pueden tanto dirigir ellos el conflicto como llamar a una tercera parte. En la co-construcción esto no implica necesariamente consenso. El conflicto puede ser o no un proceso agresivo. Las partes pueden asemejarse, ser equivalentes, o totalmente distintas. El conflicto comunicativo no se da de una vez y para siempre, es un proceso. Es el resultado de un juego, de confrontación, de la lucha de la convergencia entre las partes. Las partes pueden dar forma al conflicto comunicativo cuando crean un elemento de interacción y van trazando un canal por el que circula el conflicto. El conflicto comunicativo es canalizado por las partes a través de la interacción que entre ellas se genera, no tiene origen, por lo general, en una de las partes, sino que se genera entre ambas, donde algunos sectores son incompatibles, puede ser en las creencias, en las acciones, en las conductas. El conflicto comunicativo puede auto-organizarse, es por lo general de naturaleza dialéctica. Es un elemento que muchas veces se demuestra necesario, aunque no siempre, en la construcción, reconstrucción, transformación humana de la organización y de la realidad social. Los criterios destructivos del conflicto comunicativo pueden ser canalizados hacia una expresión constructiva. Concebir la transformación de un conflicto quiere decir comprender dinámicamente la realidad, siendo consciente de que la solución definitiva de un conflicto sólo puede ocurrir en la medida en la que se alcanzan las raíces de los males que lo han causado.


La resolución de conflictos, recurso de todos los tiempos

Breve itinerario histórico


La resolución de conflictos posee una gran diversidad de denominaciones en la historia, aquí sólo mencionamos algunas a modo ilustrativo. Van desde la mediación, resolución de conflictos, a los procesos de reconciliación, conducción de disputas, cultura de paz, negociación. En esta breve historia, la atención se concentra en la resolución de conflictos mayormente reconocida en las diferentes culturas por tener el mérito de ser una importante fuente para la convivencia en todos los tiempos.

En la antigua China, la resolución de conflictos era la principal fuente para resolver los litigios, Brown (1982)[4]. De hecho ha sido utilizada más ampliamente en China y Japón, donde la religión y la filosofía concedían gran importancia al consenso social, a la persuasión moral y a la búsqueda de un equilibrio o armonía en los lazos humanos. Según Confucio, la resolución óptima de un litigio ocurría a través de una persuasión moral, por el acuerdo y no bajo presión. Confucio hablaba de la existencia de una armonía natural en las relaciones humanas que no debía interrumpirse (Cohen, 1966)[5].

La resolución de conflictos, tiene una rica historia en las leyes y hábitos japoneses (Hernderson, 1965)[6]. Se esperaba que el líder de una población ayudase a resolver los litigios. La tradición de resolución de conflictos impregna la vida de los japoneses (Vroom, FOCET, y Wakefield, 1981)[7]. Y esta preferencia en Japón refleja una preferencia general para una resolución de los litigios menos formales (Haley, 1978)[8]. En algunas partes de África el hábito de reunirse en asamblea ha constituido, durante mucho tiempo, un mecanismo informal para la resolución de una serie de litigios interpersonales. Sea uno contendiente o vecino puede convocar una asamblea, en la que una personalidad respetada, o autoridad, actúa como mediador para ayudar a las personas interesadas a resolver su conflicto en forma cooperativa. El rol de este personaje y la tradición de la asamblea cambian de una comunidad a otra, pero todas buscan la conciliación sin la intervención de un juez, de un árbitro o del uso de sanciones (Gibbs, 1963)[9]. El éxito de la asamblea se debe en parte, a los mismos circuitos de parentela que existen dentro de las numerosas comunidades africanas (Gulliver, 1979)[10]. Los grandes círculos familiares y de parentela han constituido un recurso para la resolución de conflictos en muchas tierras y culturas (Vroom, FOCET, y Wakefield, 1981)[11]. Los jefes de las familias patriarcales y matriarcales han ofrecido sabiduría y modelos de ayuda a los miembros de la familia para resolver sus litigios. Poco a poco, las familias rurales se integran para dar lugar a pequeñas poblaciones y éstas se constituyen luego en ciudad, la familia núcleo ha sustituido a la familia amplia, y la estructura familiar ha disminuido sus recursos para la resolución de conflictos. Las personas han demostrado una tendencia creciente a la búsqueda de mecanismos formales en vez de informales para resolver los litigios (Merry, 1982)[12].

En Melanesia, las poblaciones Tolai de Nueva Bretaña tenían cada una un consejo y una comisión que se reunía regularmente para resolver las dificultades (Epstein, 1971)[13]. Su rol consistía en “mantener el orden del debate y la libertad de expresión en beneficio de las partes y de todos aquellos que decidieran expresar sus opiniones” (Gulliver, 1979)[14]. En general, la resolución de conflictos históricamente y en las diversas culturas, ha sido practicada por personas dotas de entrenamiento informal, y el rol de un tercero se ha dado en el contexto de otras funciones o deberes. América Latina y otras culturas hispanas también tienen una historia sobre los acuerdos en los litigios a través de la resolución de conflictos. Se conoce por ejemplo el proceso de resolución de litigios en los paisanos mexicanos (Nader, 1969)[15]. Siempre en la cultura hispana se ha encontrado un modelo de resolución de conflictos (Lederach, 1984)[16].
Todas las comunidades aborígenes demandaban a los ancianos y ancianas la resolución de los conflictos de sus poblaciones.
La resolución de conflictos ha sido utilizada también en algunas ciudades árabes de Jordania (Antoun, 1972)[17]. Los grupos étnicos y religiosos, como también otras subculturas, han establecido históricamente sus propios sistemas alternativos para resolver los litigios (Pospisil, 1967)[18].
El Beth Din Judío, consejo formado por un grupo local de rabinos, existió con este fin durante muchas generaciones (…) (Yaffer, 1972)[19]. Los tribunales de rabinos judíos y europeos han sido decisivos en la resolución de conflictos entre miembros de la misma fe (Bianchi, 1978)[20].
La resolución de conflictos institucionales siempre ha existido. En la historia del rey San Luis IX, el Sr. De Joinville dice: “muchas veces el buen santo, después de haber escuchado la misa, en verano, iba al bosque de Vincennes para sentarse al pie de una glicina. Los que querían se sentaban a su alrededor y todos aquellos que tenían alguna situación que resolver se dirigían a él, sin que nadie se los impidiese.” [21]

Durante siglos la iglesia o el templo han realizado un rol importante en la resolución de conflictos entre sus propios miembros. Con frecuencia, el párroco, sacerdote, ministro, pastor o maestro local era invitado a intervenir, especialmente en litigios familiares, para sugerir la forma en que las partes podrían convivir y re-organizar las propias relaciones. Existe una rica tradición de resolución de conflictos en el Nuevo Testamento que proviene de las enseñanzas de Pablo, que dirigiéndose a la comunidad de Corinto, quiere que sus litigios no sean resueltos en los tribunales, sino que se nombre a una persona de la misma comunidad para conciliar (1 Corinto 6, 1-4). Existen muchas bases bíblicas y notas para aquellos que se comprometen en promover la coexistencia pacífica: “felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mt. 5,9)[22].
La Biblia afirma: Jesús es una mediador entre Dios y el hombre “porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo, hombre él también, que se entregó a sí mismo para rescatar a todos. Este es el testimonio que él dio a su debido tiempo” (I Timoteo 2,5-6)[23]. Por lo tanto es el gran mediador, que resuelve los conflictos entre Dios y los hombres, y de los hombres entre ellos.
Hacia el Renacimiento, la Iglesia Católica fue probablemente la organización fundamental de resolución de conflictos en la sociedad occidental[24].
Una larga historia se da en las colonias norteamericanas y en EEUU. Con la ascensión de los de los estados-nación que han asumido nuevos roles de intermediarios diplomáticos, embajadores, vinculados a la política internacional (Werner 1974)[25]. Sólo en los inicios del siglo XX la resolución de conflictos ha sido institucionalizada y se volvió una profesión.
La reflexión sistemática sobre la resolución de conflictos como ámbito especializado se inicia en la segunda mitad del siglo XX. Su estudio corresponde a una nueva sensibilidad que cobra fuerza en occidente al término de la Segunda Guerra Mundial, radicalmente contraria a la violencia [26].

Nuevas perspectivas de convivencia


La resolución de conflictos a gran escala se sigue ejercitando en la actualidad en la República Popular China a través de la institución de las Comisiones Populares de Conciliación; e incluso, en el sistema legal chino se concede una importancia considerable a la autodeterminación y a la mediación en la resolución de cada tipo de litigio (Ginsberg, 1978)[27]. A mediados del decenio de los años 70 en EEUU nació una nueva corriente orientada a la resolución alternativa de conflictos. Su crecimiento fue veloz a causa de los buenos resultados que ofrecía; posteriormente fue incorporada al sistema legal (…)[28]. Hacia fines de los años 70, se comenzó con el sistema de resolución de conflictos en el Reino Unido. En cambio, en Francia la historia ha sido diferente, donde comenzó a implementarse en el derecho público y se extendió luego al derecho privado (Suares 1996)[29].
En España el desarrollo de la cultura de paz ha dado importantes aportes, tanto al marco teórico como práctico de la resolución de conflictos. En 1990 se manifiestan diversas teorías de resolución de conflictos en América Latina; en los últimos dos decenios han comenzado a desarrollarse, con aportes provenientes de diversas disciplinas. En la última década, algunos autores de EEUU, Europa, América Latina y África están concentrando sus esfuerzos en dar respuesta a las múltiples demandas de diálogo que emergen bajo diversos conflictos, contiendas, controversias y falta de orientación comunicativa, expandiendo la resolución de conflictos y la comunicación a nuevos horizontes.


Dra. Susana Nuin Núñez
Material extraído de Susana Nuin,
Diálogo Cultural de la Unidad en la Diversidad.
Ed. PUG, Roma, 2006.


[1] Hartman, H., Clash of cultures, when and where? Critical comments on a new theory of conflict and
its translation into German International Sociology 10-2, pp. 115-125.
[2] SUARES (1996), DEMARCHI, F., ELLENA, A., (1986), ALTSCHUL (1999), FRIED (2000),
FOLGER (1997), JONES (1997), FLOYER (1990), MUNDUATE1998), LEDEREACH (1998),
FISHER (1994), MULDOON ( 1996) MOORE ( 1995), FISAS (1999), Galtung (1998), Groom
(1996).
[3] CHELI,E., La comunicazione come antidoto ai conflitti, Cagliari, Ed. Punto di Fuga, 2003, p.16.
[4] Brown, D., “Divorce and Family Mediation: History, Review, Future Directions”, Conciliation
Courts Review, 1982, 20, pp. 1-37.
[5] Cohen, J.A., “Chinese Mediation on the Eve of Modernization”, California Law Review, 1966, 54
(2), pp. 1201-1226.
[6] Henderson, D.C., Conciliation and Japanese Law: Tokugawa and Modern, Seattle, University of
Washington Press, 1965.
[7] Vroom, P., Fossett, D., and Wakefield, R., “Mediation: The Wave of The Future”, American
Family, 1981, 4, pp. 12-15.
[8] Haley, J., “The Myth of the Reluctant Litigant”, Journal of Japanese Sutdies, 1978, 4, pp. 359-390.
[9] Gibbs, W., “The Kpelle Moot: A Therapeutic Model For Informal Justice Settlement”, Africa, 1963,
N° 33, pp.1-11.
[10] Gulliver, P.H., Disputes and Negotiations: A Cr5oss-Cultural Perspective. Nueva york, Academic
Press, 1979.
[11] Vroom, P., Fossett, D., and Wakefield, R., “Mediation: The Wave of The Future”, American
Family, 1981, 4, pp. 12-15.
[12] Merry, S.E., “The Social Organization of Mediation in Non Industrial Societies: Implications for
Informal Community Justice in America”, In R. Abel Ed. , The Politics of Informal Justice. Vol. 2
Nueva York, Academic Press, 1982.
[13] Epstein, A., “Dispute Settlement Among the Tolai”, Oceana, 1971, 41 (4), pp. 157-170.
[14] Gulliver, P.H., Disputes and Negotiations: A Cr5oss-Cultural Perspective. Nueva york, Academic
Press, 1979.
[15] Nader, L., Ed. Law in Culture and Society, Chicago, Aldine, 1969.
[16] Lederach, J.P., “La regulacion del conflicto: interpersonal y de grupos reducidos”. Manuscrito
inedito, universidad de Colorado, 1984.
[17] Antoun, R., Arab Village. Bloomington: Indiana University Press, 1972.
[18] Pospisil, L., “Legal Levels and Multiplicity of Legal Systemas in Human Societies”, Conflict
Resolution, 1967, N° 11, (1), pp. 2-26.
[19] Yaffer, J., So Sue me! The Story of a Community Court, Nueva York, Saturday Revieww Press,
1972.
[20] Bianchi, H., “Returning Conflict to the Community: The Alternative of Privatization”, Manuscrito
inedito, Holanda, Amsterdam, 1978.
[21] Six , J.F., Dinamica della mediacion, Barcelona, BsAs, Mexico, 1997, p.34.
[22] Folberg, J., A. Taylor.A,., Mediacion. Resolucion de Conflictos sin Litigio. Mexico, Noriega ,
1997, p.22.
[23] Moore, C., El proceso de Mediacion. Argentina, Granica, 1995, p.52.
[24] Moore, C., El proceso de Mediacion. Argentina, Granica, 1995, p.53.
[25] Werner, L., International Politics: Foundations of the System, Minneapolis, University of
Minnesota Press, 1974, p. 95.
[26] Martinez de Murguia, B., Barcelona, Mexico, Buenos Aires, Paidos, 1999, p.11.
[27] Ginsberg, R.B. “ American Bar Association Delegation Visits The People’s Republic of China”,
American Bar Association journal, 1978, N° 64, pp. 1516- 1525.
[28] M. Suares. Mediacion . Conduccion de disputas, comunicacion y tecnicas. Paidos, 2da ed. 1999,
Argentina.
[29] M. Suares. Mediacion . Conduccion de disputas, comunicacion y tecnicas. Argentina, Paidos, 2da
ed. 1999, P.48.